Esta mañana ha amanecido temprano y a las 6 am el autobús ya estaba en Berriozar para recoger al grueso del grupo. Después Huarte, Mutilva y Noain.
Sobre las nueve nos atrevíamos con unos huevos con jamón en Medinaceli. Por si acaso, ya se sabe.
Hemos llegado a Madrid a las 12,30 y han comenzado los streses del embarque de los petates. Habíamos calculado bien el peso, pero siempre hay quien en la compañía aerea procura buscar problemas y complicar las cosas. Por suerte también hay quién trata de solucionarlos. Así que nos hemos encontrado,casi en el mismo mostrador de facturación, la típica escena de poli bueno y poli malo. Por suerte ha vencido el bien y a nosotros nos han hecho un gran favor colándonos algunos kilillos de más.
Hablando de kilillos de más, en el avión no hemos dejado de comer. Bueno, todos no. Uno de nosotros traía de casa una gastrointeritis, que ha hecho que permaneciese más tiempo en el asiento del retrete que en el marcaba el billete. Parece que la cosa remite y que el suero oral está empezando ha hacer su efecto. Por otro lado más vale ahora que en el monte.
Seis horas y media después del despegue de Madrid aterrizábamos en Doha, la capital de Qatar.
Lo primero intentar enterarnos el resultado de Osasuna, ¿ Empate trampa otra vez, no? Que mala suerte tienen estos chicos.
Después a cenar que aunque no teníamos mucha gana, era gratis. No volvemos a volar hasta las 8.30 de la mañana. Eso significa que, como pasaremos en este aeropuerto unas 8 horas, hay que buscarse la vida y procurar dormir un poco. Yo he aprovechado la tecnología, que cada vez nos sorprende más, para escribir la primera crónica del viaje y matar un poco el rato. Os dejo unas fotos significativas del momento y nos despedimos hasta Kathmandú.
Parece mentira, esta mañana en casa y ahora a 6000 kilómetros de distancia. Un abrazo muy fuerte a todos desde Doha.
animo y a disfrutar
ResponderEliminarAmigaaa!!!un beso para yolanda, tu aza. Animo a todos.
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